En la primera, alcanzó la cumbre del Everest (8.848 m) en la medianoche (hora local) del 21 al 22 de mayo. Lo ascendió en 26 horas desde que partió del antiguo monasterio de Rombuk (5.100 m) siguiendo la ruta tradicional de la vertiente norte. En lugar de salir del campo base avanzado (situado a 6.500 metros aproximadamente), Kilian se planteó un reto realmente exigente: partir del monasterio de Rongbuk, situado a 30 kilómetros de distancia, desde donde las expediciones tardan habitualmente dos días en alcanzar el campo base avanzando. Kilian hizo este recorrido en cuatro horas y media. Descansó dos horas en el campo base avanzando y 26 horas después de su partida alcanzaba la cima del Everest sin oxígeno. Y esto a pesar de haberse sentido mal a partir de 7.500 metros, con fuertes dolores de estómago y vomitos que ralentizaron su ascensión al tener que ir deteniéndose cada poco tiempo.
Tan sólo 6 días más tarde, el 27 de mayo, repetía la ascensión exprés y sin oxígeno al techo del mundo, esta vez en 17 horas desde el CBA (6.500 m), de donde habían partido los otros mejores registros históricos de velocidad: Hans Kammerlander (16h45') y Christian Stangl (16h42'). (Extraído de la Revista Desnivel, 6 de junio de 2017).
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